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Maíz tardío y de segunda

Ventajas y consideraciones de manejo para lograr un mejor rendimiento
Resumen del boletín técnico de KWS para AproAgro S.A.
El extenso período libre de heladas de la región pampeana permite un amplio rango de fechas de siembra para el cultivo de maíz, desde los tempranos de principios de la primavera hasta los tardíos y de segunda. De esta manera, los cultivos de maíz pueden explorar distintos ambientes foto-termales e hídricos, según la fecha de siembra.
En comparación con los tempranos, los maíces tardíos crecen más rápidamente durante la etapa previa a la floración, esto ocurre por los altos valores de temperatura y radiación en dicha etapa. En floración y durante el llenado de los granos, ocurren caídas en los valores de ambos registros meteorológicos, lo que impacta en el rendimiento potencial, aunque no necesariamente en el rendimiento final.
Los maíces tardíos son los que se siembran en fechas demoradas, con el objetivo de desplazar el período crítico del cultivo a momentos del año en que las probabilidades de un déficit hídrico son menores, ya sea por una menor demanda atmosférica o por una mayor probabilidad de precipitaciones. El escenario de un maíz tardío es distinto al de los maíces de segunda. La principal diferencia está relacionada a oferta de agua al inicio del ciclo. En estos,  la humedad del suelo a la siembra es significativamente menor y el contenido de agua dependerá de las lluvias durante el llenado y la madurez del cultivo de invierno.
Por otro lado, los maíces tardíos no sólo cuentan con mayor agua inicial que los tempranos, sino también un mayor aporte hídrico en la floración, período durante el cual se define el principal componente del rendimiento del maíz: el número de granos.
Se llama maíz de segunda a los sembrados sobre un cultivo de invierno, como puede ser trigo, cebada, verdeos de invierno, etc. El objetivo -en este caso- es incrementar el tiempo de aprovechamiento de los lotes y reemplazo exclusivo de la soja como cultivo de segunda.
En planteos lecheros los maíces de segunda permiten incrementar la superficie de cultivos para silaje y mejorar el uso de la maquinaria de picado.
Además, la estabilidad de rendimientos entre años que presentan estas fechas de siembra para silaje disminuyen los riesgos de contar con variaciones grandes respecto a las siembras de primera.
Algunas ventajas
Estabilización de rendimientos: al diferir fechas de siembra estamos difiriendo períodos críticos de definición de rendimientos, lo que conduce a diferentes potenciales de rendimiento y riesgos. En un mismo ambiente, las fechas de siembra temprana poseen mayor potencial de rendimiento que las tardías, por presentar mayor largo de ciclo y por ubicar el período de floración y llenado de granos en épocas de alta radiación y temperatura. En cuanto al riesgo, las fechas de siembra tardías están corren menores peligros de sufrir heladas tardías, mejores emergencias (mayor uniformidad).
Diferenciación de riesgos: en lo que hace a cultivos de segunda, es un modo de diversificar los riesgos con respecto a las sojas como único cultivo. El cultivo de maíz posee un sistema radical con mayor capacidad de exploración y un período crítico menos extenso con respecto a la soja. De esta manera, el aprovechamiento de los recursos, tanto temporal como espacial, se ve incrementado al incorporar el maíz dentro del planteo de siembras de segunda. Por otro lado la introducción de maíces tardíos dentro del planteo de siembra, modifica la ubicación del período crítico, de modo en que se diversifica el riesgo de ocurrencia de un déficit hídrico durante y alrededor de la floración.

Aporte de Carbono: el maíz como especie realiza, a través de su rastrojo, aporta mayores cantidades en comparación a la soja. La sustentabilidad del sistema aumenta, elevando pisos y potenciales de rendimiento de cultivos sucesores.

Consideraciones de manejo
Fertilización: en principio es recomendable que, como en todo cultivo, la misma sea ajustada según un análisis de suelo en función de un rendimiento objetivo. Para maíces tardíos es esperable que los requerimientos de fertilización nitrogenada sean menores a los necesarios para las siembras tempranas. Esto ocurre por la mayor duración del barbecho y las mayores temperaturas durante la etapa de crecimiento, factores que llevan a que el aporte de nitrógeno por mineralización sea, no sólo mayor, sino que en sincronía con la demanda del nutriente por el cultivo.

La fertilización debe ser ajustada según un análisis de suelo en función de un rendimiento objetivo.
Por otro lado, se debe considerar que en maíces de segunda, la disponibilidad de nitrógeno inicial es menor, debido a la extracción del cultivo antecesor. Sumando a esto, la menor disponibilidad de agua al inicio del ciclo del cultivo produce una menor eficiencia en la captura del nutriente del suelo, por parte del cultivo.

Malezas: si bien el control de malezas se asemeja al que se realiza en siembras tempranas, en el caso de las siembras de segunda, debe tenerse en cuenta que distintas camadas de guachos del cultivo de invierno antecesor son malezas que se suman a la población de malezas comunes para el maíz en cada zona productiva. Para las siembras tardías, un barbecho largo y con adecuado manejo debería posibilitar un efectivo control de malezas.

Plagas: la incidencia de Diatraea y Spodoptera (Cogollera) suele ser mayor por coincidir el pico de población de dichas plagas con estadios de maíz en los que este último es el hospedero preferencial.

Densidad de siembra: la densidad óptima siempre va a estar definida en principio por el potencial del lote. La elección del híbrido puede influir en la densidad óptima sobre todo en función del largo del ciclo del híbrido. En maíces tardíos y de segunda con buena provisión de agua las tasas de crecimiento/planta son mayores por lo que la densidad óptima debería ser un 5 % menor que para una fecha de siembra temprana.

Elección del híbrido: en este punto es donde se conjugan varias de las consideraciones de manejo que describimos anteriormente.

Tecnologías: en cuando a malezas y plagas, mediante biotecnología tenemos diferentes alternativas en el mercado.

Ciclo: el largo del ciclo del híbrido es sin duda una herramienta fundamental en siembras de segunda. Los potenciales de rendimiento en siembras de segunda son menores, definido esto por el ambiente (temperatura y radiación). Es aquí donde los ciclos intermedio y cortos ganan en estabilidad de rendimiento y poseen igual o más.

Recomendaciones KWS para siembras tardías
  1. El 100 % de las recomendaciones deben realizarse sobre híbridos Bt.
  2. A pesar de que siempre la fertilización debe ser ajustada al análisis de suelo, en siembras  con estas características la nutrición fosforada es la clave para el éxito del cultivo, sugerimos una provisión de 80-120 kg/ha de DAP a la siembra, dependiendo del análisis de suelo y el cultivo antecesor.
  3. En ambientes con probabilidad de altas temperaturas y alta humedad relativa enfermedades como el tizón (Helminthosporium turcicum) aumentan de manera notable su incidencia y severidad, volviéndose fundamental la elección del híbridos con alta tolerancia a esta enfermedad.
La determinación del número de granos estaría asegurada en función de las condiciones de cada zona, mientras que el peso de los mismos estará definido por el largo de la fase de llenado dependiente de la temperatura y la fecha de la primera helada.