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Silajes de Verano: momento óptimo de picado

La mecanización de la cosecha de forrajes como herramienta es excelente, ya que permite conservar el forraje en perfectas condiciones por un largo período, y debe hacerse de forma correcta, ya que el costo es elevado y no permite el lujo de ensilar materiales de baja calidad.

 
Por el Ing. Agr. Luis Chapado
 
La calidad del forraje conservado es fundamental para lograr incrementos productivos, y muchas veces juega un papel fundamental para el aumento de consumo de materia seca.
En este tipo de conservación, intervienen microorganismos -bacterias principalmente-, requiere un material picado en su estado óptimo, para que en ausencia de oxigeno, se lleve a cabo exitosamente la fermentación mediante la producción de acido láctico, el cual por la alta acidificación del material inhibirá cualquier proceso de descomposición. El valor nutricional dependerá del cuidado del cultivo, la confección del silo y la maquinaria utilizada en el proceso productivo.
No debemos perder de vista que cada forraje aporta un ingrediente a la dieta y que el objetivo de su conservación es completar la alimentación de los rodeos, en cantidad y en calidad, para hacer que la actividad productiva sea estable, eficiente y rentable.
El silaje de maíz o sorgo es uno de los forrajes conservados más importantes en los sistemas de producción. Siendo utilizado cada día más por presentar las siguientes ventajas:
  • Alto rendimiento por hectárea de alimento.
  • Alimento voluminoso y muy palatable.
  • Bajo nivel de pérdidas, trabajando en forma correcta.
 
Para lograr alta calidad en los silajes, se deben compatibilizar tres factores que interactúan y guardan una estrecha relación entre si:
  1. el momento óptimo de picado,
  2. el tamaño y uniformidad de picado y,
  3. el contenido de humedad de la planta al momento de picado.
  1. Momento Óptimo de Picado
Para maíz
El contenido de humedad del cultivo es un factor clave para lograr calidad en el material ensilado,  encontrándose el óptimo entre 30 – 35 % de materia seca o 70 – 65 % de humedad.  
Para determinar este momento óptimo se utiliza otro parámetro, que es la observación del grano, más precisamente la “línea de leche”, que es la división entre la porción líquida y sólida del grano. Cuando el estado fenológico del grano se encuentra pastoso a pastoso duro, es decir de 1/2 a 2/3 de línea de leche. A partir de este momento, la concentración energética del silo baja, como consecuencia de la pérdida de digestibilidad del resto de la planta.
Algunos híbridos no muestran la línea de leche tan rápido como otros, y para esto, el grano puede ser cortado a lo largo para determinar la disposición. Vale recordar que es fundamental el uso de cracker para lograr un grano procesado de manera adecuada.
 

 
 
En los casos en que las condiciones climáticas no hayan sido las adecuadas y el rendimiento del grano sea escaso, se debe mirar la planta entera e iniciar el picado cuando 1/3  de ésta se encuentra seca.
El tiempo de maduración dependerá de la genética, pero se puede decir que para pasar de grano lechoso a ½ línea de leche se demora 11 días, de ½ a ¼ línea de leche, tarda 6 días, y de ¼ línea de leche a grano duro, unos 7 días, considerando que estos tiempos son estimados y que dependerán de las condiciones climáticas.
 
Para Sorgo
El momento de corte es fundamental porque define la calidad y el rendimiento. En general, la calidad del silaje está asociada a la proporción de grano del cultivo, que se incrementa con el avance del ciclo. Lo mismo ocurre con el rendimiento en materia seca.
En el grano de sorgo también se puede observar una línea de leche, pero también se puede visualizar el estado de maduración o “secado” de los granos en la panoja.
 
Sabiendo que la panoja de sorgo madura de a tercios, en el caso de sorgos graníferos, se debería picar el cultivo cuando el tercio superior se encuentra duro, el tercio medio pastoso y el tercio inferior lechoso.
En sorgos forrajeros, el mejor momento es cuando la humedad de la planta es de 65–70 %. Mayor humedad (picado más temprano) puede provocar la lenta acidificación, con un deficiente proceso de conservación y pérdida de nutrientes por formación de efluentes. Por otro lado, baja humedad al momento de corte (picado tardío), puede provocar problemas en la compactación y eliminación del aire.    


 ¡¡¡Importante!!!
 
En algunos casos se comete el error de anticipar el picado de los cultivos, por miedo a no llegar a tiempo, o elegir una maquinaria con capacidad limitada.
Cuando se adelanta el picado, se pierde, en promedio, una tonelada de materia seca por hectárea y se transportan entre 5 y 8 toneladas de agua por unidad de superficie picada, con el incremento de costos que esto significa.
El agua que contiene el silo y que es eliminada como efluente contiene 6 % de nutrientes solubles de alta calidad.
 
  1. El tamaño de picado
Es otro factor importante a considerar. Se define como correcto un picado aproximado de 1,5 cm, con el grano bien partido, que tenga entre 7 y 12 % de partículas de más de 2,5 cm pero nunca mayor a 8-10 cm.
 
 
 Uso de Inoculantes
 
Los aditivos para silajes se pueden clasificar o dividir en dos grupos diferentes:
 
  • Estimulantes: promueven el desarrollo de bacterias lácticas y de la formación de este tipo de ácidos que disminuyen el pH; dentro de este grupo, los más comúnmente usados son los inoculantes bacterianos, que mejoran la velocidad de fermentación y, luego, los sustitutos de sustratos, que incluyen enzimas y azúcares que son la base para una buena multiplicación de bacterias.
  • Inhibidores: retardan el proceso de degradación, actúan en forma selectiva sobre los procesos indeseables como sobre los microorganismos aeróbicos.
 
Cuando se toma la decisión de utilizar un aditivo, es importante saber de qué tipo es. Esto se debe a que cada aditivo trabaja en forma diferente, afectando las pérdidas de materia seca en el almacenaje, calidad de forraje y respuesta del animal.
En consecuencia, dependiendo del problema en particular del silaje, condiciones y/o metas, un aditivo puede ser más beneficioso que otro.
 
Inoculantes Bacterianos:
Son los aditivos o inoculantes más utilizados y difundidos. Consiste en un cultivo de bacterias lácticas, que suplementan a la población bacteriana natural de un cultivo y ayudan a garantizar una rápida y eficiente fermentación en el silo.
 
Efectos esperados:
El principal efecto en la adición de inoculantes durante el ensilado, debería ser una mejora en la fermentación y que éste ayude a preservar el cultivo, durante su almacenaje en el silo, y acelerar los procesos fermentativos para un rápido descenso del pH. Por ello, se han elegido inoculantes cuyas bacterias desarrollan rápidamente acido láctico que, además, son las que menos cantidad de hidratos de carbono soluble consumen para la formación de ácidos.
 
Cuándo son efectivos los inoculantes
Los inoculantes no siempre tienen éxito y, para que se justifique el gasto adicional de su uso, es importante entender por qué estos no siempre son útiles.
Para que se asegure el éxito la población de bacterias del inoculante aplicado debe ser siempre mayor a la población ya existente en el cultivo a ensilar, y además, contener la suficiente cantidad de azúcares que sirvan de sustrato (alimento) para la supervivencia de las bacterias.
Es importante que el producto adquirido sea el adecuado y sea específico para el material que se va a ensilar.
 
¿Dónde aplicarlo?
Si el silo que se confecciona es aéreo, la mejor opción es aplicar en la picadora, ya que la mezcla va a ser mejor, en tanto que si se está confeccionando un silobolsa, lo mejor es hacerlo en la embolsadora, para no tener que parar la picadora en cada recarga de producto.
Otro punto a considerar, es que si existen fallas en el mecanismo de aspersión en la picadora, es difícil identificarlo, mientras que cuando el mismo problema ocurre en la embolsadora, se identifica con facilidad.
 
¿En qué cultivos se deben utilizar inoculantes?
Debería utilizarse en cultivos en los cuales las poblaciones de bacterias y el contenido de azúcares sean bajas, siendo las leguminosas (alfalfa, soja) las que más justifican su utilización.
En maíz y en sorgo tienen poca utilidad, ya que éstos poseen una población natural de bacterias que es normalmente mayor a la de cualquier inoculante y sólo se justificaría si el cultivo ha sufrido una fuerte sequía, está inmaduro o  muy pasado del punto óptimo de picado.